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La dismorfia corporal es un problema que, lamentablemente, cada día está más presente en nuestra sociedad. Se trata de un trastorno al que se le debe prestar la atención adecuada porque puede derivar en muchos otros problemas de salud.
¿Qué es la dismorfia corporal?
El trastorno dismórfico corporal (TDC) o dismorfia corporal es un trastorno mental que, en la actualidad, afecta entre el 2% y 3% de la población, especialmente a los adolescentes, aunque es un problema que también pueden padecer los adultos, sin distinción de edad o sexo. Pero, ¿en qué consiste? En una alteración de la percepción que tenemos de nuestro propio cuerpo, lo que nos lleva a observar, de forma exagerada, todas esas áreas que no nos gustan, que consideramos como “defectos”, aunque para los demás, casi siempre, pasan desapercibidos.
Es un pensamiento recurrente que, poco a poco, se va haciendo más grande y apoderando de nuestra mente y emociones, hasta el punto de afectar la forma en que nos relacionamos con los demás e incluso puede derivar en enfermedades sumamente graves, tanto de naturaleza alimentaria, como la bulimia o anorexia, como también mentales, especialmente depresiones, lo que puede llevar, en algunas ocasiones, a que la persona atente contra su propia vida.
Los adolescentes son los más propensos a desarrollar este trastorno porque son mucho más vulnerables a las opiniones de los demás porque se encuentran en una etapa de la vida de descubrimiento, crecimiento e inseguridades. Sin embargo, los adultos también pueden padecer TDC, especialmente cuando observamos estándares de belleza difíciles de alcanzar y más cuando nos encontramos en una era en donde se abusan de los filtros y ediciones, tanto de fotografías como de vídeos.
Cuando nos obsesionamos por lograr ese cuerpo “ideal”, entramos en una espiral autodestructiva que puede afectar seriamente nuestra salud mental hasta el punto de desarrollar TDC. Como consecuencia, el afectado comienza a evitar relacionarse con los demás, se torna más inseguro y se siente sumamente insatisfecho con la forma en que luce.
¿Cómo pueden, las nuevas tendencias en la asesoría de imagen, contribuir para evitar que se desarrolle este trastorno?
La asesoría tradicional se ha fundamentado, principalmente, en enseñar a los clientes cómo, a través de ciertos trucos ópticos, pueden ocultar algunas áreas de sus cuerpos consideradas como “defectos”. De allí que, se pueda establecer que este tipo de asesoría ha contribuido a la generación de la dismorfia corporal fomentando la idealización de un único tipo de cuerpo al cual aspirar. Sin embargo, las nuevas tendencias en esta profesión rompen con estos paradigmas y, por el contrario, buscan fomentar la reivindicación de todos los tipos de cuerpos.
El objetivo de las nuevas tendencias es fomentar el aprecio por el cuerpo humano desde la diversidad, el amor propio y la aceptación. Se centra en la búsqueda de lo auténtico y lo particular, entendiendo la asimetría como algo que nos hace únicos y que, por lo tanto, también es hermoso. Es una tendencia que hace énfasis en no tener que imitar a nadie más para poder lucir increíble porque la verdadera belleza reside, justamente, en la pluralidad.
Las nuevas tendencias en asesoría de imagen parten de la premisa de que la belleza existe en todos. Y es que, no necesitas imitar el estilo de nadie más para desarrollar tu mejor versión. Para alcanzar este objetivo, se centra en un minucioso trabajo interior que fomenta el autoconocimiento, indispensable para abrazar nuestra propia individualidad y lograr transformar la imagen desde la consciencia y el amor.
La idea en estas nuevas tendencias es acompañar más que guiar, proporcionándole a los clientes todas las herramientas que les ayuden a encontrar, a través de un trabajo de búsqueda interior, su propio estilo y paleta de colores personalizada, eliminando, así, las etiquetas limitantes que promueven la valoración del cuerpo por su estética, forma y volumen.